miércoles, 1 de junio de 2011

Paisajes de Alcalá la Real.

      


       El clima de inestabilidad producido por los constantes cambios políticos en Al-Andalus a partir del siglo XI, luego la pugna en torno a ella entre castellanos y granadinos desde 1213, en que fue conquistada por primera vez por Alfonso VIII, hasta su conquista definitiva por Alfonso XI el 5 de agosto de 1341, y finalmente su posición fronteriza hasta 1492, determinaron el constante reforzamiento de sus defensas, que pasaron de ser de tapial a estar revestidas de mampostería, y de tener un sólo recinto en la cima, a un importante cinturón de torres de vigilancia, unas construidas por los musulmanes y otras por los cristianos: la del Cascante, la Moraleja, la Dehesilla, Guadalquita, los Pedregales, Fuente Alamo, Santa Ana, Charilla, Acamuña, los Mimbres, etc. Las musulmanas se distinguen por ser totalmente cilíndricas, mientras que las cristianas poseen su base en taluc, haciéndolas más resistentes. El acceso a ambas se realizaba mediante una ventana a la que se accedía mediante una escala o escalera arrojada desde el interior de la torre, lo que las hacía inaccesibles para el enemigo.

En Alcalá la Real podemos distinguir tres recintos fortificados. El central corresponde a la amplia meseta que corona el cerro de La Mota, que seria la ciudad propiamente dicha. En su interior, ocupando un espolón en el extremo noreste, se levantaba el Alcázar, como último bastión defensivo. Finalmente la ladera sureste de La Mota está rodeada por otro recinto, de mayor amplitud.
De este último quedan pocos restos. La muralla circundaba una amplia zona de suave pendiente, desde los 990 metros hasta los escarpes rocosos de la cima del cerro, a 1020 metros. Esta zona era el Arrabal Viejo o Arrabal de Santo Domingo. A lo largo del tiempo sufrió numerosas reparaciones y transformaciones. Su primer trazado fue realizado en torno a los siglos Xl y XII, pero entre los siglos XIII y XIV, tanto la muralla como las torres fueron revestidas con gruesos muros de mampostería


 






















Especial interés arquitectónico tiene el siglo XVIII en la proliferación de edificios civiles e institucionales, entre los que se encuentran el Ayuntamiento, las casas de Enfrente, el palacio Abacial, el Pósito y la Cárcel.
La plaza del Ayuntamiento, recientemente denominada plaza Arcipreste de Hita, en honor al ilustre escritor medieval alcalaíno, se ubica entre el edificio del propio Ayuntamiento y las casas de Enfrente. Su función arquitectónica es la de realzar estos dos edificios dieciochescos dándoles luminosidad y aumentando la sensación de monumentalidad de los mismos. En un principio, su función social no se circunscribía a la que tiene en la actualidad como espacio de recreo. Constituía un lugar destinado al mercado, a los tratos y al comercio hasta que fue construido el antiguo mercado de abastos en la calle Real.

Los arrabales son ampliaciones urbanísticas amuralladas, motivadas por el crecimiento de la ciudad y la necesidad de defensa de la nueva población, y es indicio también de prosperidad económica. En la vieja ciudad de Alcalá tenemos constancia de la existencia de hasta cuatro arrabales, siendo el más antiguo y mayor el Arrabal Viejo o de Santo Domingo, que se extiende ladera abajo con 2,7 hectáreas en la parte sureste del recinto de la Mota. El origen del arrabal es dudoso, creyendo algunos autores que data de época califal (s. IX-X), aunque seguramente se originase en el siglo XII cuando Alcalá fue señorío independiente del poder almorávide e importante foco cultural y económico de Al-Andalus, coincidiendo además con la ampliación de la Alcazaba militar. Este arrabal debió de funcionar como ciudad casi independiente de la medina superior, contando con su propia mezquita (actual iglesia de Santo Domingo de Silos) y puertas de acceso desde el exterior. Se sabe con seguridad que el arrabal fue reforzado durante los siglos XIII y XIV, como consecuencia de la aproximación de la línea fronteriza y el consiguiente peligro para la población. Iglesia de Santo DomingoLa muralla del arrabal parte de la Puerta de las Lanzas y termina en la Torre de la Cárcel, atravesando terrenos escarpados e incorporando torreones de los que nos han llegado algunos vestigios. Como dato curioso diremos que este arrabal sólo tuvo una puerta de acceso hasta 1492, año en que cayó Granada, desapareciendo el peligro musulmán, y se autorizó la apertura de una segunda puerta.
Los otros tres arrabales fueron posteriores al de Santo Domingo y de menor extensión, creándose tras la conquista cristiana, y todos ellos originados en torno a una iglesia o ermita de la que recibieron el nombre. El de San Francisco se originó en la vertiente norte del recinto, el de San Bartolomé en la sureste, y el de San Sebastián en la suroeste, junto a la puerta de Santiago. Vista del arrabal de Santo DomingoPero poco a poco fueron despoblándose, los alcalaínos ya no tenían que defenderse del peligro musulmán y comenzaron a descender hacia el llano. Una vez deshabitado el de San Bartolomé y aprovechando la ermita existente, se utilizó el recinto como cementerio durante los siglos XVII y XVIII dado que se encontraba en la vertiente opuesta a la que vivía la población.

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